En el dolor y la impotencia
se descompone la sangre fría.
Al lagarto que todo lo sabe
le llega la hora de descansar.
Muchas pieles hacen falta,
mucha carne, mucha grasa,
pues por la ira no distingue la venganza.
Peligrosa es su destrucción,
y la segunda morada de la mente
es el reposo.
Hacerse grávida, pesada, inamovible
para así evitar que en fiera el animal se convierta
y por no sujetarse a ley alguna
todo lo arrase.
Muchas gracias Pilar por compartir esta serie de poemas. Admiro a la gente que se sienta delante de un papel y puede plasmar estas letras. Miriam.
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