Lloro
por el cemento que en su molde fragua,
por la serpiente que muda su piel,
por las palabras que flotan en el mar porque ya no son escuchadas.
Los edificios que no se derrumban me hacen llorar.
Un cabello en el suelo y broto en caudal.
Frutas que exhiben sus colores, grafito que no es diamante,
si antes de la primavera el invierno pasa me pongo a llorar.
Lloro sin descanso porque siempre, después de la noche y el día,
otro día ha de llegar.
Por el ruido que se transforma en armonía
lloro por ritmos y melodías.
Desde que me dejaste,
lloro sin aviso, de repente, de la nada,
lloro por todo menos por ti.
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