Nosotros,
los de las barrigas hinchadas,
los nacidos demasiado propensos a recordar,
miramos fijamente hacia vuestro viaje distraído.
Por los niños dejamos que nuestros miembros se entumezcan.
No volamos, no saltamos, nos quedamos sin explorar.
En el mientras tanto, desde el por si acaso,
somos los inflamados por la enfermedad.
Últimos en vuestra lista de rendición
sujetamos el aire intangible de nuestras noches
por permitiros avanzar sin descanso ni oscuridad.
De vez en cuando nos relajamos sin dejarnos agarrar
y entonces en vuestro miedo se refleja nuestro
rostro distendido.
Nosotros los henchidos hemos decidido pasar sin molestar,
pero bien sabéis vosotros todo lo que os podríamos recordar.
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